3 de agosto de 2010

Guatemala, la historia silenciada (1944-1989): Tomos I y II

Por Javier Calderón



Cada sociedad tiene un período en su historia que aún le genera dolor y resentimiento. En la historia “reciente” de Guatemala, este período corresponde a la época de la Guerra Fría, que comienza con la caída del segundo régimen liberal (1871-1944) y que termina con la destrucción de la capacidad bélica de la guerrilla socialista y el retorno a la democracia civil (1982-1986). Esta época es importante para el país, porque sirvió de parte-aguas entre la modernidad y la pos-modernidad nacional, entre el indio como sujeto del Estado y el maya como formador del Estado, entre la ciudadanía limitada a la ciudadanía universal, entre la política de hombres a la igualdad de géneros y entre el catolicismo omnipresente a la competencia religiosa.
Sin embargo, hubo cosas que no cambiaron, como nuestra alta dependencia de los mercados estadounidenses, una economía predominantemente agrícola, un régimen oligárquico, discriminación al indígena, una cultura dictatorial y paternalista y una incapacidad de integración cultural, económica y política a nivel nacional. Es por estas razones, entre otras, que la época de la Guerra Fría genera tantos sentimientos encontrados entre los guatemaltecos, porque algunos ven en el régimen destronado de Arbenz (1951-1953) el inicio de una democracia ideal e igualitaria y otros el germen del comunismo radical, porque unos identifican a los presidentes militares como garantes del orden, que el país ha perdido el día de hoy, y otros los ven insignes de la represión. Como decía Michel Foucault, es difícil diferenciar entre el arrojo y la imprudencia, entre la soberbia y la dignidad, entre el amor y la obsesión.
En general, estos dos libros sobre la historia de Guatemala, de 1944 a 1989, escritos por el Doctor Carlos Sabino, son relevantes para la historiografía guatemalteca por tres razones principales. La primera razón es que nos permiten balancear la multiplicidad de libros escritos sobre la época desde una perspectiva anti-gubernamental, aunque los libros en sí no sean balanceados. Y, aunque Sabino desarrolló una investigación muy amplia, de fuentes primarias y secundarias, creo que el lector no deja de percibir un cierto apoyo retórico a las acciones de los gobiernos anticomunistas de la época y una constante crítica a las de los socialistas.
En segundo lugar, este libro es relevante por la calidad investigativa puesta en su creación. Ciertamente la claridad y calidad narrativa se ven ayudadas y fundamentadas en una profunda investigación de la época. Más allá de contentarse con el estudio de libros o archivos históricos, Sabino enriquece el texto con una gran cantidad de entrevistas a actores que vivieron y participaron en la mayoría de los eventos contados. Y es esta multiplicidad de fuentes la que hacen a ambos tomos una fuente valiosa de información para el estudioso de los años de la Guerra Fría en Guatemala, o para el guatemalteco interesado en conocer la historia de su país.
En tercer lugar, la importancia de estos libros radica en su orden, su claridad narrativa, y su facilidad de lectura. Creo que si uno quiere pasar un buen rato leyendo historia de Guatemala desde una nueva perspectiva, los libros de Sabinos son la herramienta ideal para hacerlo. Allí uno puede encontrar a Sabino criticando las acciones de Máximo Cajal, ex-embajador de España en Guatemala, y de las interpretaciones socialista de la historia nacional; también uno encuentra una crítica muy buen fundamentada a los datos estadísticos sobre las muertes ocurridas durante la Guerra Civil; y, también, un muy bien trabajado y, de alguna forma velado, apoyo al gobierno de Ríos Montt.
Finalmente, solo me queda decir que estos son uno de los mejores trabajos sobre historia guatemalteca escritos en los últimos años y que es de agradecer a Sabino por traerlos al mundo. Y, si alguien me pregunta cuanto le daría a estos libros de 0 a 10, yo diría: “un nueve”.

2 de agosto de 2010

La Fábula del Tiburón y la Sardina
Por Javier Calderón


La Fábula del Tiburón y la Sardina es uno de los pocos libros que nos permiten regresar al pasado de Guatemala y de América Latina y compartir las emociones sentidas por uno de sus protagonistas más importantes: Juan José Arévalo Bermejo, presidente de Guatemala de 1945 a 1951. En este sentido La Fábula es, a la vez, un anecdotario, un artículo de opinión, y un diario catártico de uno de los primeros y más importantes presidentes socialistas de la región. Y, aunque la narrativa es a veces tediosa y repetitiva, su claridad permite un entendimiento  prístino de la evolución y actualidad, de los años cincuentas, de las relaciones entre una Latinoamérica militar y políticamente débil ante el imperialismo estadounidense.
Entonces, La Fábula se vuelve importante por tres razones principales. La primera, de índole historiográfico, es la descripción de la forma(s), causas, consecuencias y características que los intereses económicos de empresarios estadounidenses tuvieron en la región. Es de particular interés el recuento de las invasiones directamente financiadas por empresarios norteamericanos y llevadas a cabo por personas privadas en Latinoamérica, como fue el caso de la invasión de William Walker a Nicaragua. Pero también es importante el listado de las varias invasiones e incursiones militares que el gobierno estadounidense ejecutó durante todo el siglo XVIII y XIX, y con lo cual Arévalo buscaba comprobar su tesis del imperialismo norteamericano. También, es importante recalcar que aunque Juan José Arévalo se auto-declaraba socialista, su método de análisis histórico no es en ningún momento sociológico, estructuralista o marxista, sino más bien racionalista e incluso individualista.
Un segunda razón de la importancia de este texto es que nos permite ver el mundo latinoamericano de inicios de la Guerra Fría, desde “los ojos” de uno de sus actores más importantes. Juan José Arévalo tuvo la oportunidad de llevar a término un gobierno socialista relativamente moderado, que creó leyes que buscaron mejorar la situación de los trabajadores en el país, especialmente en el área urbana, y salió del ejercicio del poder de forma pacífica, en el momento en que empezaba la Guerra Fría. Además, el inicio del macarthismo, en 1950, y el derrocamiento de Jacobo Arbenz, en 1953, con apoyo estadounidense, terminaron de desarrollar el pensamiento anti-americano de Arévalo, el cual ha sido compartido por muchas generaciones de intelectuales latinoamericanos hasta el día de hoy.
Un tercera razón por la cual consideró valioso leer La Fábula, es porque ella nos permite compartir y experimentar los sentimientos de Arévalo hacia las relaciones estadounidenses-latinoamericanas de las décadas de los cuarentas y cincuentas del siglo XX. En particular, uno es capaz de compartir una sensación de indignación y a veces odio hacia las prácticas económicas, políticas y militares del gobierno americano en la región. Arévalo es capaz de hacer sentir la frustración que, metafóricamente, puede sentir una sardina, como Guatemala, ante un tiburón, como los Estados Unidos de Norteamérica.
En general, La Fábula del Tiburón y La Sardina permite una lectura fácil y rápida. Es emocionante en un principio, pero se vuelve tediosa por la necesidad de Arévalo de repetir hasta el cansancio su indignación ante las múltiples incursiones y estrategias norteamericanas en Latinoamérica. Finalmente, considero que este es un buen libro en términos de acercarnos al pensamiento latinoamericano socialista de finales de la Segunda Guerra Mundial y, si me piden que le de una valoración de 0 a 10, yo le daría un 5: un libro ligeramente bueno.